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Consideraciones generales
Es una enfermedad del sistema nervioso potencialmente mortal producida por la bacteria Clostridium tetani. Las esporas de esta viven en el suelo. La infección comienza cuando penetran en el organismo a través de una herida.
Las esporas liberan bacterias activas que se diseminan y producen un tóxico llamado tetanospasmina, el cual bloquea las señales nerviosas desde la médula espinal a los músculos y causa espasmos musculares severos. Pueden ser tan fuertes que pueden llegar a causar desgarros musculares o fracturas de la columna.
Los síntomas característicos del tétanos
Con frecuencia, el tétanos comienza con espasmos leves en los músculos de la mandíbula. También pueden afectar al tórax, el cuello, la espalda y los músculos abdominales. Los de la espalda con frecuencia causan el arqueamiento de la misma.
Algunas veces, afectan a músculos que ayudan con la respiración, lo cual puede llevar a problemas respiratorios.
Otros síntomas abarcan:
- Babeo
- Sudoración excesiva
- Irritabilidad
- Fiebre
- Espasmos de la mano o del pie
- Micción o defecación incontrolables
- Dificultad para tragar
Tratamiento
- Antibióticos
- Reposo en cama en un ambiente calmado, con luz tenue, poco ruido y temperatura estable
- Medicamentos para neutralizar el tóxico
- Relajantes musculares
- Sedantes
- Cirugía para limpiar la herida y eliminar la fuente del tóxico
Prevención
La inoculación contra el tétanos se incluye en la combinación DTPa (difteria, tos ferina y tétanos), que se inyecta a los dos, cuatro y seis meses. A los dos años y medio los niños deben recibir una dosis de recuerdo y a los 14, la siguiente.
Los adolescentes mayores y los adultos que hayan sufrido lesiones, especialmente de tipo punzante, deben recibir vacuna de refuerzo contra el tétanos si ya han pasado más de 10 años desde el último refuerzo. Además, la limpieza completa de todas las lesiones y heridas, al igual que la eliminación de tejidos muertos o que han sufrido daños severos, puede reducir el riesgo de desarrollar tétanos.