Poder mantenerse incorporado, comenzar a arrastrarse, sostenerse en pie con algún apoyo y dar sus primeros pasos son hitos importantes en el desarrollo de un niño. Si su desarrollo progresa adecuadamente y se le estimula como es debido, es cuestión de tiempo que comience a andar, pero no hay prisa. Cada niño necesita vivir su propio proceso, y entre unos y otros puede ser diferente.
No hay una edad determinada para dar los primeros pasos. Los bebés más precoces sorprenderán manteniéndose de pie y agarrados a las manos de sus papás mucho antes de los nueves meses. Otros no darán sus primeros pasos hasta después de haber cumplido el añito, y por medio estará el resto: a los nueve, a los 10 meses, etc.
Si el bebé no ha empezado a caminar con un año y medio, habría que consultar al pediatra para que descarte algún problema relacionado con la psicomotricidad. De no haberlo, al menos podría orientar para la estimulación.
Cómo estimular su marcha
Hay que tener en cuenta que en la marcha interviene no solo el movimiento, sino también la orientación y el equilibrio. Por eso el hecho de dar los primeros pasos se considera un hito tan importante del desarrollo, porque es más difícil de alcanzar de lo que pueda parecer. La estimulación ayudará.
Cuando el bebé caiga, y lo hará con toda probabilidad, no servirá de mucho asustarse o gritar. Son reacciones negativas que el bebé asociará al hecho y les creará miedo e inseguridad, así que lo que hay que hacer es calmarle, tratarle con cariño y reconocer sus progresos (en su lenguaje, claro).
También le generará confianza que los padres estén cerca. Un juego frecuente es que el padre o la madre lo sostengan con los bracitos levantados cuando está de pie, mientras el otro se coloca a poca distancia con los brazos extendidos, dispuestos para recibirle. Deberá animarle a venir con palabras cariñosas, vigilar que no cae y reforzar su acción con besos, abrazos y palabras de ánimo.
Se pueden usar accesorios específicos que le sean de utilidad para el desarrollo psicomotriz, como el correpasillos. Permite al bebé apoyarse sobre sus pies para aprender a distribuir el peso, ayuda a fortalecer sus músculos, mejora la coordinación y el equilibrio y contribuye a mejorar el desplazamiento. Así irá ganando en confianza y en autonomía, de manera que comprar un correpasillos evolutivo parece buena idea.
Diferencia entre el correpasillos y el tacatá
Un correpasillos es un juguete con ruedas que permite el desplazamiento del pequeño proporcionando un punto de apoyo, de manera que puede apoyar los pies e ir caminando para poder moverse. Suele estar equipado con juegos de sonidos y luces, lo que también contribuye a su desarrollo sensorial, luego no es un instrumento para andar.
Se pueden encontrar de dos tipos: los andadores, indicados a partir de los nueves meses y que cuentan con mesa de juego y asidero para que el niño los empuje y ande; y los correpasillos, para niños a partir del año y que permiten sentarse sobre ellos y mover las piernas para el desplazamiento.
El tacatá, en cambio, consta de un armazón metálico circular y un asiento de lona o plástico sobre el que el niño se sienta, además de varias patas con sus ruedas.
En su Guía para padres sobre la prevención de lesiones no intencionadas en la edad infantil, la AEPD deja claro que el tacatá o tacataca es un instrumento desaconsejado por los expertos para prevenir las lesiones, aunque se sigue utilizando ampliamente porque los padres piensan que los niños están más seguros o van a empezar a caminar antes. Ambas creencias son falsas.
El tacatá no enseña a caminar, sino que produce una “deprivación de los sentidos”, según la guía, ya que el niño no puede ver sus sus pies mientras aprende. Eso no sucede con el correpasillos, pero para salir de dudas puedes consultar y ver las figuras uno y dos.
En definitiva, no es lo mismo proporcionar un juguete que sirva para su estimulación que un instrumento que “enseñe” a caminar, lo que será contraproducente. En algunos países, de hecho, la venta del tacatá está prohibida.
Bebé seguro, bebé feliz
Ya decimos que dar los primeros pasos no es fácil, así que hay que proporcionar un ambiente seguro y bien protegido. El bebé aún no logrará conservar bien el equilibrio y las caídas serán frecuentes, así que es mejor retirar de su camino objetos puntiagudos y poner protección en las esquinas de los muebles, además de proteger las tomas de luz. Las posibles caídas emplazan también a tener las superficies limpias.
Para los primeros pasos debería contar con alguna superficie blanda que amortigüe los efectos de la caída, como el césped del jardín o la manta de juegos. El parque o cuna de viaje también es un lugar ideal para facilitar el proceso: para los primeros progresos tiene bordes altos y paredes de rejilla suaves pero estables a las que se puede sujetar, y el mismo largo de la superficie sirve para probar.
En definitiva, para los primeros pasos del bebé se trata de tener paciencia, proporcionarle un elemento seguro y procurar su estimulación, sobre todo animándole en los progresos. Hay juguetes útiles en este tiempo, como el correpasillos, pero es necesario elegir bien.
¡Qué interesante! Nunca había pensado en la diferencia entre correpasillos y tacatá.
Pues, es curioso cómo las pequeñas diferencias pueden despertar grandes debates. Al final del día, ambos son solo juguetes para los niños. ¿No crees que hay temas más importantes de los que preocuparse?
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¡Vaya artículo interesante! ¿Pero quién necesita un correpasillos cuando se puede gatear a toda velocidad? 😂
¡Qué interesante! Nunca me imaginé que el correpasillos y el tacatá fueran tan diferentes.
¡Qué interesante! Yo creo que cada niño tiene su propio ritmo para aprender a andar.
Wow, ¿de verdad hay diferencia entre el correpasillos y el tacatá? 🤔 Nunca lo hubiera imaginado.