Cómo el exceso de juguetes daña a los niños.

¿Cómo afecta el exceso de la educación moderna en los niños?

Tener más no siempre es bueno ni mejor. Es comprensible que quieras darle lo mejor a tus hijos, pero comprarle cada vez más juguetes y llenar su agenda de actividades extraescolares que le “preparan para la vida” no es una buena idea.

El problema comienza cuando lo que le ofreces no le ayuda a desarrollarse sino que se convierte en un obstáculo. Obviamente, no siempre es fácil encontrar esa línea divisoria.

A veces no hay que sumar sino aprender a simplificar

Unos psicólogos se propusieron descubrir qué sucedía si simplificaban la vida de niños diagnosticados con un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Después de cuatro meses, el 68% de esos niños ya eran clínicamente funcionales y mostraban una increíble mejoría en sus capacidades cognitivas y académicas.

Los investigadores afirman que esos cambios fueron tan sorprendentes que ni siquiera se pueden igualar a los efectos del medicamento más prescrito para aliviar los síntomas del trastorno.

Estos resultados son muy interesantes ya que están en sintonía con investigaciones realizadas en adultos según las cuales, tener demasiadas opciones entre las cuales elegir resulta demasiado estresante y a menudo incluso provoca una parálisis decisional.

En los niños, esos excesos pueden tener consecuencias nefastas para su salud emocional. De hecho, el exceso de estrés en la infancia aumenta el riesgo de desarrollar problemas psicológicos ya que acentúa negativamente algunas características de personalidad, de manera que, por ejemplo, un niño sistemático puede terminar mostrando un comportamiento obsesivo.

Los excesos que los padres deben evitar

¿Sabías que los niños occidentales tienen unos 150 juguetes? Sin duda, es una cantidad excesiva, lo cual no solo abruma a los pequeños sino que promueve un juego superficial y hace que pierdan el interés rápidamente por los juguetes y no desarrollen su imaginación.

Por eso, Kim John Payne, que trabajó en los campos de refugiados, considera que los niños occidentales muestran las mismas señales de nerviosismo, hiperactividad y expectación que los pequeños que viven en zonas de conflictos bélicos.

Esto se debe a que, aunque viven en un entorno físico seguro, no ocurre lo mismo con su entorno mental, en el que se encuentran expuestos constantemente a un flujo enorme de información que no pueden procesar y se ven obligados a crecer demasiado deprisa debido a las expectativas que los adultos depositan en ellos.

Este psicólogo afirma que los excesos más dañinos de la educación moderna son:

• Demasiadas cosas
• Demasiadas opciones
• Demasiada información
• Demasiada velocidad

¿Cómo devolverles la infancia a los niños?

No repletes su agenda de actividades extraescolares que probablemente no le servirán de mucho en el futuro. Es mejor que le inscribas en pocas actividades pero que realmente sean útiles y/o apasionen al pequeño.

Déjale tiempo libre para el juego, la actividad más importante de la infancia a través de la cual los niños no solo se divierten sino que también aprenden y desarrollan habilidades sociales de resolución de conflictos que le servirán para la vida. Y recuerda que el juego libre, donde el pequeño deja volar su imaginación y creatividad, es preferible al juego estructurado en el que debe seguir una serie de reglas.

Simplifica su entorno, lo cual significa que en vez de comprarle decenas de juguetes, los elijas inteligentemente para que estimulen realmente sus capacidades. También es conveniente que limites la cantidad de información a la que se expone día a día, lo cual pasa por reducir las horas que le dedica a los videojuegos y el televisor haciendo un uso más racional de la tecnología.

Crea un espacio de tranquilidad que le sirva de refugio, donde pueda relajarse. El mundo actual está lleno de estímulos, por lo que es conveniente que en casa el niño encuentre serenidad y paz. Puedes instaurar hábitos relajantes, como un baño caliente apenas llegue del colegio, leer un libro antes de dormir o incluso practicar juntos la meditación mindfulness.

Disminuye las expectativas sobre su desempeño, deja que tu hijo disfrute de su infancia siendo simplemente un niño. No pongas sobre sus hombros expectativas demasiado elevadas que le generen un estrés innecesario.